lunes, 14 de enero de 2013

Los malos de la historia: Gilles de Rais


Tras el parón navideño, regresamos con los malos de la Historia, en el imperio Bizantino.


Hoy le toca el turno a Gilles de Montmorency-Laval (1404-1440) y ocupa un lugar importante en la historia, aparte de por su brutalidad y por ser uno de los personajes mas crueles, por haber luchado junto a Juana de Arco en la guerra de los Cien años.

Cometió su primer asesinato a los 15 años después de proponer un duelo a machete a uno de sus mejores amigos, Anotin.

La pelea se le escapó de las manos y terminó asestando un machetazo en el cuello a su compañero. Lejos de ayudarlo, comenzó a observar como su amigo se desangraba disfrutando con lo que veía. Gilles no fue condenado por aquel hecho. Gracias a su posición social pudieron esconder el altercado como un accidente entre niños.

Gilles continuó creciendo mientras leía todo lo escrito sobre los emperadores romanos. Disfrutaba con las macabras historias de aquellos malvados personajes a los que se les permitía poder manipular a su antojo todo lo que les apeteciera y sin que sus actos pudieran ser juzgados.

Supo canalizar aquella agresividad a través de su ejército. Su abuelo le ayudó  para que sirviera a las órdenes de Juan V (el duque de Bretaña) y allí destacó como un soldado con una valentía admirable. Parecía como si se transformase en el campo de batalla donde peleaba como el mismo demonio.

Supo canalizar esa aquella agresividad que manifestaba repartiendo sablazos a diestro y siniestro.

Tras su  merecida fama de gran batallador, pasó a combatir contra los ingleses defendiendo a Carlos VII y sumando cadáveres a su larga lista. Finalmente conoció a Juan de Arco en 1429, de la que quedaría prendado y se convirtió en su escolta en cada batalla.

Fueron tantos sus éxitos que consiguió que con 25 años ya fuera proclamado mariscal de Francia.

Todo esto se derrumbo cuando capturaron a Juana de Arco y tras condenarla a muerte la quemaron en la hoguera. Su frustración aumento porque se quedó a tan solo veinticinco kilómetros del lugar donde se celebraba la ejecución. Gilles había conseguido reclutar a un grupo de numerosos mercenarios y acudía a salvar a su heroína. Tras la muerte de Juana, se quedó sin líder a quien seguir y comenzaron a aflorar sus instintos más siniestros.

Despojaron al joven mariscal de sus títulos y humillado se retiró a la Bretaña francesa. La muerte de Juana sumando también la muerte de su abuelo y la apatía de no encontrarse en el campo de batalla hizo que Gilles agravara su locura y se dedicara a las fiestas, derroches y banquetes.

Su larga barba negra con tintes azulados fue suficiente para que se creara el mito del famoso Barba Azul.

Tras dilapidar toda su fortuna, recurrió al esoterismo para encontrar alguna solución fácil para conseguir dinero, los alquimistas se aprovechaban de lo poco que tenía y que lo obsesionaba la idea que el demonio lo perseguía y que la única solución para complacerlo era el sacrificio de niños, Gilles no puso mucha resistencia, es más llegaba a disfrutar con estos sacrificios.

Sus servidores pronto comenzaron a deambular por los pueblos secuestrando niños, en pocos años se contabilizaron más de mil niños, su locura empezaba al llegar la noche donde daba rienda suelta al sadismo mas extremo con sus víctimas.

Finalmente Gilles fue detenido tras una investigación abierta por el obispo de Nantes, para intentar descubrir el motivo de tantas desapariciones, un día arrepentido Gilles confesó todos los actos y fue condenado a muerte, su ejecución se produjo el día 26 de octubre de 1440. Sus restos fueron enterrados en la iglesia de las carmelitas de Nantes.